La gracia de Dios


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Gracia es palabra que denota la belleza, la bondad, el encanto, el reconocimiento (la lengua española tiene una palabra bellísima: ¡gracias!).

Para la fe cristina la gracia encierra todos estos significados y mucho más: designa el amor que el Señor manifiesta por todos los hombres. Tal amor culmina en el don que Dios hace de su propio Hijo Jesucristo, el cual se hace hombre para que los hombres lleguen a ser hijos de Dios y herederos de sus bienes, llamados a habitar en su misma casa, el Paraíso.

La gracia, esto es, la vida divina en nosotros, es ofrecida por Dios generosamente, no se niega nunca a nuestras oraciones, y en la justa medida nos socorre en nuestras necesidades.

Los hombres tienen un solo deber: el de acogerla. Aun cuando pueda parecer increíble, a menudo el hombre no acepta este don maravilloso del amor de Dios. Pero Dios insiste y nos repite a cada uno de nosotros como al Pueblo de Israel: «Abre la boca, que te la llene» (Sal 81, 11). Ábrela, pues, de otro modo continuarás vagando por el desierto, en la estepa, y serás infeliz.

San Agustín, que había experimentado la soledad de quien está alejado de Dios, ha podido pronunciar aquellas famosas palabras: «Mi corazón está inquietud, Señor, hasta que descanse en ti».

A menudo confundimos misericordia y la gracia con frecuencia. Mientras que los términos tienen significados similares, la gracia y la misericordia no son lo mismo. Para sintetizar la diferencia vemos que, misericordia es que Dios no nos castigue como lo merecen nuestros pecados, y gracia es que Dios nos bendiga a pesar de que no lo merezcamos. La misericordia es la liberación del juicio. La gracia es la bondad que se extiende a quienes no la merecen.

De acuerdo a la Biblia, todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23 y Juan 1:8). Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15). Considerando eso, cada día que vivimos es un acto de la misericordia de Dios. Si Dios nos diera lo que merecemos, todos estaríamos, ahora mismo, condenados por una eternidad. En Salmos 51:1-2, David clama, “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado.” Una súplica a Dios por misericordia es pedirle que detenga el juicio que merecemos, y en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado.

No merecemos nada de Dios. Dios no nos debe nada. Todo el bien que experimentamos, es el resultado de la gracia de Dios (Efesios 2:5). La gracia es simplemente un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar. Rescatados del juicio por la misericordia de Dios, la gracia es cualquier cosa y todo lo que recibimos más allá de esa misericordia (Romanos 3:24). La gracia común se refiere a la gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición espiritual ante Él, mientras que la gracia salvadora es esa dispensación especial de gracia, por la que Dios extiende soberanamente la inmerecida asistencia divina sobre Sus elegidos para su regeneración y santificación.

La gracia es un don sobrenatural mediante el cual Dios nos hace partícipes de su vida trinitaria.

¿Cómo se divide la gracia?

La gracia se divide en santificante y actual.

¿Qué es la gracia santificante?

La gracia santificante es un don permanente y sobrenatural, es decir, superior a las posibilidades de la naturaleza, que eleva y perfecciona nuestra alma haciendo que seamos hijos de Dios y herederos del cielo.

¿Qué es la gracia actual?

La gracia actual es una intervención de Dios que mueve al alma hacia el bien sobrenatural?

¿Por qué se llama actual?

Se llama actual porque no es una cualidad permanente, sino una ayuda transitoria.

¿Hay alguna relación entra la gracia santificante y las tres virtudes teologales?

La gracia santificante está siempre acompañada de las tres virtudes teologales y de los dones del Espíritu santo.

¿Es verdad también lo contrario, esto es, que las tres virtudes teologales están siempre unidas a la gracia?

No, lo contrario no es siempre cierto, porque también quien está privado de la gracia santificante puede conservar la fe y la esperanza, mediante las cuales con la ayuda de la gracia actual puede comprender el camino de retorno a Dios, es decir, de la plena conversión.

¿La gracia santificante es compatible con el pecado mortal?

La gracia santificante no es compatible con el pecado mortal, que se llama precisamente «mortal» porque, haciendo perder la gracia santificante, destruye la vida sobrenatural del alma.

¿Qué es la justificación?

La justificación es el pase del estado de pecado al estado de gracia.

¿Cómo viene la justificación?

En quien no está bautizado la justificación viene a través de la fe que conduce al sacramento del bautismo. Por el contrario, en el caso de un pecador ya bautizado la justificación viene mediante el sacramento de la Penitencia o Confesión.

¿Qué significa la expresión: «estar en gracia de Dios»?

«Estar en gracia de Dios» significa poseer la gracia santificante, es decir, tener el alma libre del pecado mortal.

¿Es importante vivir la gracia de Dios?

Vivir en gracia de Dios, y en particular morir en gracia de Dios, es la única cosa verdaderamente importante para el hombre.

¿Cómo se llama el don por el cual el hombre obtiene morir en gracia de Dios?

El don por el cual el hombre obtiene el morir en gracia de Dios se llama «perseverancia final».

¿Cómo se puede obtener la perseverancia final?

El gran don de la perseverancia final puede ser obtenido con la oración humilde y confiada, hecha confiando sobre todo en la intercesión de la Bienaventurada Virgen maría, a la cual pedimos a menudo que interceda por nosotros «en la ora de nuestra muerte».

¿Qué es el mérito?

El mérito es un cierto derecho de recibir una recompensa por las propias acciones. Dios concede gratuitamente este derecho a quien está en estado de gracia, por el cual las acciones buenas realizadas por el hombre merecen un aumento de la gracia misma y, si el hombre persevera hasta el final, la vida eterna.

¿Qué es la santidad cristiana?

La santidad cristiana es aquel estado en el cual el hombre, habiendo así alcanzado la plena conformación con Cristo, vive la caridad de manera perfecta bajo la guía del Espíritu Santo.

Aciprensa